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Guión Técnico Spot Publicitario

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Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

Brief Creativo Campaña Social

Datos de identificación

Cliente: PANI
Fecha: 15 de noviembre del 2009
Campaña: PANI contra la callejización de niños en el Gran Área Metropolitana

Público Objetivo

Definición del público objetivo: ciudadanos asalariados del Gran Área Metropolitana, con edades entre los 28 y 50 años aproximadamente

Hábitos: Miembros del grupo definido que normalmente no están inmersos en ámbitos de colaboración con el grupo de niños en callejización.

Estilos de vida: Según la clasificación de Francesco Cassetti, un perfil de “Delfín”, sería el más acorde con la campaña, debido a que en este grupo se encuentran aquellas personas que disponen de dinero (para colaborar) y cultura (para comportarse como público sensible), y con ello lograr una colaboración más óptima con los fines de la campaña. A pesar de ello, no se restringe necesariamente a este grupo debido al tipo de campaña de la que se trata, las ayudas pueden venir de muy diferentes estratos y tipos de personas.

Actitudes negativas: dudas sobre si los fondos se utilizan correctamente, o sobre la efectividad de la campaña en caso de ser utilizados dichos fondos de manera correcta. La audiencia podría tener prejuicios acerca de la callejización de niños, como por ejemplo que estos están allí por elección propia, simple vagancia, porque tomaron decisiones erróneas acerca de drogas, porque trabajan para sus papás, entre otras; razones las cuales no son desestimables en absolutamente todos los casos, pero que no comprenden los principales causales de dicha situación.

Actitudes positivas: Satisfacción de colaborar con una buena causa (que además de positiva, es real) y posibilidad de ver resultados eficientes tras las acciones. Prejuicios acerca del mal accionar estatal, que para tener efectividad necesita de la ayuda de personas físicas o jurídicas privadas. Además, el saber que la no erradicación o disminución de problemas como este, pueden traer consecuencias negativas directas para los y las integrantes del público.

Posicionamiento

Posicionamiento actual: La situación es ignorada o menospreciada por gran parte del público meta, en tanto la gran mayoría no ha hecho colaboración alguna con el problema; básicamente el problema se encuentra invisibilizado y asumido por la sociedad como algo aceptable.

Posicionamiento Ideal: El ideal es que se posicione dentro del espacio “conciencia social”, para que el público determine la existencia del problema, para que así piense en sus causas, además de las posibles consecuencias que podría acarrear. Con tal identificación, la idea es que el público comprenda la necesidad de colaborar y los beneficios que podría darle ello.

Promesa

Habrá una mejora en la calidad de vida de la población de riesgo social (niños y niñas en callejización), dándoles una salida a ese problema, una debida rehabilitación, permitiéndoles acceso a las instancias educativas y a un entorno apto para el desarrollo humano.

Argumentación de la promesa

La población de niños en callejización es de más de 200 niños sólo en el área de San José. Un número que va en aumento debido a las condiciones de desigualdad social que se han ido agravando en los últimos años, producto de una mala distribución de la riqueza y escasez de acceso a servicios básicos e instancias educativas, con el fin de promover la integración de las poblaciones menos favorecidas. Un grupo como este merece especial atención, por poseer aún menor cantidad de recursos para escapar a una realidad que consecuentemente llevará al agravamiento de problemas como la inseguridad, la drogadicción y creará escenarios para que el problema se profundice y entre en un círculo vicioso que impactaría definitivamente de forma negativa a la comunidad costarricense.

Tono de comunicación

Se utilizará un tono principalmente emocional, para no sólo provocar una colaboración sino una concientización de la existencia del problema.

Eje de la Campaña

El comportamiento buscado en el público es el de, en una etapa inicial y con un público más amplio, crear una asimilación del problema como real en sí mismo y tanto como sus causas y sus derivaciones también reales. Posterior a esa etapa, se busca que el público colabore con la institución para poder dar ayudas a la población de riesgo social.

Concepto de la campaña

La cercanía real al problema de la callejización de niños y el trabajo infantil, se plantea visibilización del problema, oculto en la cotidianeidad y la rutina. Se considera además, la posibilidad de ser parte de ese grupo en riesgo social, por lo que se utilizarían imágenes que no definan a esa persona que está involucrada. Podría ser cualquier herman@, hij@, esta u otra familia. Como camino creativo, en general se utilizarán escenas de la vida real y metáforas para crear un posicionamiento más fuerte del problema social tratado.

Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

1000, Calle Capote

(Narración de Color: Rojo)

Diablo manejaba su taxi sin poner demasiada atención a la carretera. El episodio más extraño de su vida acababa de terminar y aún tenía los nervios alterados. En su turbación, había ignorado las llamadas de varios clientes potenciales y estuvo a punto de subirse a la acera y terminar estrellado contra una señal de alto.

Decidió estacionar el vehículo e tratar de calmarse. Se observó en el retrovisor. Allí vio su enorme cabeza colorada, muy parecida a una manzana de las cosechadas en Norteamérica. Siempre recordaba cuánto le molestaban por aquello en su infancia y sonreía. Sin embargo, esta vez no lo hizo. Aquella horrorosa imagen no se borraba de su mente. En su garganta y su pecho tenía una sensación igual que si le hubieran hecho tragar kilos de hielo.

Un par de horas atrás atendió una llamada de la central telefónica para recoger a una cliente en el 1000 de la calle Capote. Estacionó en frente, bajo la lluvia. No parecía haber alguien esperando por él. Tomó de nuevo el radio, para comunicarse con la central y confirmar el lugar de la llamada. En ese momento, la puerta del local, que daba a su vestíbulo, se entreabrió. Apareció una silueta femenina, alta y refinada, que era perseguida por otra, masculina. El claroscuro de la noche apenas dejaba ver algo del rostro de la mujer, en el cual resaltaba una gruesa capa de lápiz labial recubriendo su carnosa boca. Ella intentaba ignorar al hombre, que iba pisando sus talones con pasos pequeños y presurosos.

Diablo tocó la bocina dos veces pero fue ignorado. Se dispuso entonces a disfrutar del espectáculo. Tenía un sexto sentido para los pleitos callejeros y esto le había servido para declarar un par de veces en el periódico La Esquina y ganar algo de popularidad entre sus colegas. Además, había transportado personas de todas las nacionalidades durante sus más de veinte años de taxear en la zona del aeropuerto. Aunque no conocía más que unas pocas palabras en varios idiomas, podía reconocer muchos por la pronunciación. Sin embargo, jamás había escuchado nada semejante a la violenta lengua en la que discutía aquella pareja; los ademanes tampoco parecían comunes.

Después de elevarse aún más el tono de aquel conflicto, el hombre finalmente la alcanzó y la tomó por el brazo con su mano, en la que lucía una enorme sortija de oro. Ella intentó soltarse, pero él se lo impidió, ella lo intentó de nuevo y recibió una potente bofetada. Ella entonces gritó dos palabras y las repitió rápidamente varias veces. Aunque Diablo seguía sin entender, sintió que nunca había escuchado tanto odio en una voz humana.

El tipo se estremeció, la miró al rostro con gesto suplicante. Permanecía inmóvil. Una pequeña llamarada apareció en la punta de su zapato izquierdo, un fuego normal no hubiera sobrevivido al aguacero, pero este se mantuvo sin oscilar siquiera. La mujer escupió una considerable cantidad de sangre en el rostro del sujeto y se liberó de su agarre. Él intentó hablar, pero antes de que pudiera pronunciar la primera palabra el fuego subió por su pierna, lo envolvió por completo y entro por su boca abierta. En menos de un minuto el cuerpo quedó convertido en una pila de cenizas humeantes.

La mujer se agachó y hurgó entre los restos. Se levantó y se arregló sus ropas ligeramente. Se le observó una expresión de triunfo más que de tranquilidad. Era un poner de cereza sobre el pastel para ella. En cuanto al taxista, de pronto sintió un golpe en la nuca y perdió el conocimiento. Al despertar ya no llovía. Estuvo a punto de pensar que acababa de ser víctima de una muy extraña pesadilla. Pero un fuerte aroma a fresa flotaba en el aire encerrado. Al inclinarse para bajar el vidrio del copiloto, pues el del conductor no funcionaba, vio a través del cristal en dirección a donde habían estado discutiendo los dos desconocidos. En la acera, justo en el medio de una enorme mancha negra y parcialmente cubierto por un desagradable lodo del mismo color, relucía pálidamente aquel anillo dorado.

Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

Guión Literario - Campaña Social

Cortometraje 1

ESCENA ÚNICA: EXTERIOR. BALDE – CALLE. DÍA.

Con una ambientación de sonido de playa (gaviotas, olas), se mira un balde rojo en las manos de un niño. En un plano muy cercano se ve como el niño lleva un objeto azul hacia afuera y hacia adentro del balde. El plano se va abriendo. El segundo plano se encuentra desenfocado. Se escuchan risas que, fundidas con el resto del sonido de ambientación, empiezan a disminuir su volumen con la apertura del plano. Empieza a entrar un sonido de la urbe y al terminar de abrirse el plano, el niño, con ropas sucias, descalzo, tiene en realidad un balde con jabón y agua y lava carros en una esquina de la ciudad. A su lado hay un automóvil, le enjuaga el vidrio y pide dinero, y desaparece del encuadre para pasar al auto siguiente.

Cortometraje 2

ESCENA ÚNICA: INTERIOR. OSCURIDAD.

El encuadre y el enfoquese mantienen estáticos. En el centro de la pantalla se observa una pequeña llama. Al fondo el rostro de un niño ligeramente desenfocado. Escuchamos la tonada de "cumpleaños feliz" pero la imagen no nos dice nada de la ubicación espacial. La llama se apaga. El niño baja la cabeza y dejamos de verlo. Escuchamos un sonido de inhalación y al mismo tiempo la cámara empieza a abrir la toma y la música a ser reemplazada por un sonido de ambiente de ciudad. El niño levanta la cabeza y enciende de nuevo la llama, esta resulta ser un encendedor en su mano derecha. Con la otra mano sostiene un tubo por la mitad, con un extremo en sus labios y el otro, renegrido, en contacto directo con la llama. Está sentado en una acera, recostado a una pared. Viste harapos sucios y se cubre desde la cintura hasta las pantorrillas con una especie de sábana andrajosa. Es delgado, cabello sucio. Se aprecian moretones y llagas en sus brazos y en su cara. Inhala de nuevo y guarda los accesorios bajo la sábana. Se cubre por completo, se ovilla y canta "cumpleaños feliz..." La toma se oscurece.

Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

Martes

(descripción de una casa)


Realmente no conozco mucho el departamento. Lo recorrí entero una sola vez a mi llegada. Recuerdo que al cruzar la puerta apareció una habitación enorme, comparada a mi tamaño claro. Lógicamente en las casas humanas todo es más o menos proporcional al tamaño promedio que ellos llegan a alcanzar.

La habitación principal estaba en un estado de terrible desorden. La más curiosa variedad de objetos aparecían en cualquier punto que se mirara. Al principio no reconocía nada, pero escuchando las conversaciones entre los dos jóvenes que viven acá aprendí el nombre de las cosas.

En los sillones aparecían desde libros hasta cables extensores de dispositivos usb. Cerca de los sillones la computadora, donde pasan la mayor parte del tiempo. La computadora me parece un aparato maravilloso, especialmente porque siempre que la utilizan escuchan música. Amo la música.

A parte de la sala están el baño y las habitaciones, cada una tan desordenada como la primera. Y finalmente la cocina, la parte de la casa donde vivo yo.

Me gusta mi lugar. Me mantienen en el marco de la ventana. Aquí me llega suficiente luz y por estar cerca del tubo no se olvidan de darme agua una vez por semana. Además desde la cocina puedo escuchar la música y las conversaciones que oscilan entre lo más aburrido del repertorio cotidiano y lo mas excéntrico que se pueda imaginar.

Hoy me sacaron al corredor a tomar el sol, es uno de mis momentos favoritos. El departamento está en un segundo piso. Desde afuera se ve el cielo despejado y las montañas cortando el horizonte, me encanta sentir el viento. A veces me duermo mirando las nubes y cuando despierto ya estoy en el marco de la ventana.

Pero hoy no creo que duerma, parece que va a llover y la lluvia me aterra. Escuché que mucha agua podría matarme y desde entonces pierdo la tranquilidad cada vez que veo nubes de tormenta en el horizonte.

Temo que alguna gotera se abra sobre mí. O que se olviden de regresarme a la seguridad de mi cocina.
Me acaba de ver uno de ellos y ya viene por mí. Ya puedo estar tranquilo.

Gabriel Castro
A91508

Aquí el polvo no cae.

(Descripción de una casa)

Tengo frío por ahora. La mañana está clara, y las cortinas abiertas dejan a este espacio iluminarse. Alrededor mío, por las orillas, algunos insectos hacen filas, casas o trampas entre la madera. Allá, en la esquina contraria al ventanal, reposa un hombre, cuyo nombre no he podido oír nunca. Parece estar triste, sentado sobre la silla y recostado sobre su escritorio tomándose la cabeza. Justo a su lado, una extraña y alta mesa tiene una estatuilla que señala hacia la ventana.

De hecho todo está como amontonado hacia esa única ventana. Arrimada a ella está la cama, desordenada como siempre. En su cabecera, hay un pequeño radio reloj despertador, que emite las únicas palabras y notas musicales que se oyen por este apartamento. Por ahí tirados, muchos papeles arrugados, que caen en cualquier lugar producto de la aparente desesperación de este hombre. En el centro del cuarto, por el piso, hay ropa, colillas de cigarro y charcos de café secos. En la esquina opuesta al escritorio, la puerta de salida, y a su lado un gran armario repleto de ropa en gran parte sucia.

Hay dos recintos más que nunca he podido ver completamente, tan sólo hasta lo que las puertas me lo permiten. Sus dos puertas están juntas y se extienden hacia el lado opuesto a la ventana. En una, apenas se alcanza a ver un sanitario con su tapa abierta, y del otro lado un tostador de pan algo herrumbrado, junto a una cafetera y un estante blanco.

Cayó la tarde y por tanto debí haber comenzado a funcionar. Pero pasaron sólo unos segundos intentando y no lo logré. Entonces el hombre, sin quitar su rostro de frustración, me tomó por el cuello y, girándome, me mostró uno de los recintos por primera vez. No sólo había un tostador, una cafetera y un estante blanco; había un refrigerador alto y blanco, una pequeña cocina conectada a un tanque de gas, platos, vasos y una serie de utensilios… todo justo como lo había visto antes, con la diferencia de que estos estaban todos sucios y algunos animalillos pequeños se movían de tanto en tanto por ahí.

Pero esa observación no duró mucho. El hombre, bastante obstinado, me lanzó a un lugar oscuro, donde no he podido ver mucho más hasta ahora. De seguro lo enojé yo… es que tenemos una vida corta.

Simón Avilés A80728

Comisión del PAC verá molestia por palabras de Alberto Cañas

(Resignificación de la noticia)

La comisión política del Partido Acción Ciudadana (PAC) estudiará el martes la molestia entre sus partidarios por las declaraciones que dio el presidente de su organización, Alberto Cañas.
El político, periodista y escritor dijo el 7 de julio al periódico digital Nuestro país que el presidente hondureño José Manuel Zelaya “se pasó por el rabo la Constitución¨. Esa situación explica, a su juicio, el golpe de Estado del 28 de junio.

De acuerdo con Margarita Bolaños, secretaria general del PAC, estas manifestaciones de Cañas causaron “bastante disconformidad entre los partidarios”.

Algunos seguidores solicitaron aclarar la posición del PAC e, incluso, pidieron la renuncia de Cañas.

En respuesta a esta queja, la comisión política escuchará al Presidente y luego decidirá si es necesario un pronunciamiento para decir que no coincide con él.

Al respecto, Alberto Cañas externó que desconoce las acciones de la comisión política y las molestias de los militantes del PAC.

“Ojalá me pidan que renuncie y me voy, media hora antes de que llegue. Soy un hombre tranquilo que vive en su casa con sus libros”, expresó Cañas, vía telefónica.

La otra posibilidad es que algún miembro de la Asamblea del Partido haga la solicitud para ver el tema en su próximo encuentro, que se realizará el 26 y 27 de julio.

La Asamblea Nacional es el órgano de mayor jerarquía. Fue este quien eligió a Cañas para la Presidencia del PAC y, por lo tanto, el único que podría removerlo.

Para Ottón Solís, el aspirante presidencial del PAC, ninguna de estas acciones son necesarias pues asegura que Cañas habló a título personal y no como presidente del Partido Acción Ciudadana.

“Beto ha sido siempre un hombre muy independiente y nadie a sus 89 años le va a quitar esa independencia”, dijo Solís.

Simón Avilés A80728

Crítica de Cine

(texto argumentativo)

Crítica de cine.
Una noche en el museo 2.
(Night at the museum: Battle of the Smithsonian)

Una película mala desde cualquier ángulo que se le mire. Se repiten las mismas bromas, inutilidades y carencias de su predecesora. Antes dije mala, ahora me corrijo: malísima. (Tesis)
Empecemos con una breve sinopsis.
Larry Daley (Ben Stiller) se ve obligado a decir adiós a todos sus amigos cuando deciden hacer el Museo de Ciencias Naturales más "interactivo" y sustituyen todas las figuras por hologramas.
Sus amigos históricos son empaquetados y enviados a los archivos del Smithsonian en Washington, D.C., el museo más grande del mundo. No han pasado ni 24 horas cuando Larry recibe una llamada de Jedediah, el cowboy en miniatura, y descubre que la tabla de Ahkmenrah ha sido extraviada y esto ha hecho que el Smithsonian cobre vida.
Para salvar a sus amigos, Larry tendrá que viajar a Washington, D.C. y luchar contra Kahmunrah, Al Capone, Iván el Terrible y Napoleón, que han planeado un complot para apoderarse del museo, y después del mundo. (Sinopsis)
Pues bien, como anticipé en la introducción lo más rescatable es como el director y los guionistas calcan la pésima fórmula de la película anterior. Diálogos completamente faltos de ingenio, secuencias innecesarias e incomprensibles y argumentos estúpidos. (Premisa Mayor)
El cambio de profesión del personaje principal basado en su habilidad para crear aparatos excéntricos sirve como pretexto para contar una historia que intenta rescatar el valor de la amistad sobre el éxito económico pero sin llegar a convencer a nadie. El humor apela a la bobería, cometiendo el pecado común de darles solo comedia idiota a los niños. Algunos de los peores diálogos son precisamente los que intentan subrayar la idea de la importancia de la amistad así como también las discusiones llenas de lugares comunes entre Al Capone, Ivan el terrible y Napoleón. (Premisa menor/ Código narrativo)
La actuación de Ben Stiller es tan tiesa e insípida como siempre. (Premisa menor/ Código actoral)
Este fin de semana llevé esta película y algunos capítulos de The big bang theory a mi hermano menor (11 años). Mientras con Una noche en el museo 2 se rió sin ganas un par de veces antes de aburrirse y dejarla inconclusa, con The big bang theory no paró de reírse. Esta serie narra las peripecias de un grupo de científicos apelando a su cotidianeidad y a un lenguaje muchas veces complicado. (Premisa menor/ Comparación)
Creo que no por ser niños va a funcionar mejor la tontería clásica sobre el ingenio, la innovación y las buenas ideas. Me sumo a la opinión de muchos críticos y aficionados al cine: La película no debió rodarse. No aporta nada nuevo en ninguno de sus aspectos por lo que la recomendación es dejarla para última opción, eso sí, cuando la pasen por cable. (Conclusión)
NOCHE EN EL MUSEO 2
(Night at the museum: Battle of the Smithsonian)
Dirección: Shawn Levy.
País: USA.
Año: 2009.
Duración: 105 min.
Género: Comedia, familiar.
Interpretación: Ben Stiller (Larry Daley), Amy Adams (Amelia Earthart), Owen Wilson (Jedediah), Hank Azaria (Kahmunrah), Christopher Guest (Iván el Terrible), Ricky Gervais (Dr. McPhee), Alain Chabat (Napoleón), Robin Williams (Teddy Roosevelt), Steve Coogan (Octavio), Bill Hader (general Custer), Jon Bernthal (Al Capone).
Guión: Robert Ben Garant y Thomas Lennon.
Producción: Shawn Levy, Chris Columbus y Michael Barnathan.
Música: Alan Silvestri.
Fotografía: John Schwartzman.
Montaje: Don Zimmerman y Dean Zimmerman.
Diseño de producción: Claude Paré.
Vestuario: Marlene Stewart.
Estreno en USA: 22 Mayo 2009.

Gabriel Castro
A91508

La inseguridad ciudadana en América Latina y cómo responder a ella

(Texto Argumentativo)

Los gobiernos de América Latina en general han aplicado diversos sistemas y medidas para intentar reducir la criminalidad, pero, ¿Cuál es la forma más apta para enfrentar este problema? La delincuencia y la inseguridad ciudadana que esta provoca, tienen su origen en las condiciones sociales presentes en esta gran zona del mundo, y por tanto, la solución debe partir desde allí.

En definitiva, la solución no son las grandes movilizaciones policiales, ni las llamadas “Mano Dura” y “Súper Mano Dura”, sino toda una política integral que involucre solucionar las causas de esta “enfermedad” y no sólo aliviar sus “síntomas”. (tesis)

Una política integral además de esfuerzos policiales, provee oportunidades desde la educación y el trabajo (en el caso latinoamericano principalmente para la población juvenil) y trabaja en problemas específicos como la drogadicción y la reforma de los delincuentes, haciendo distinción de las clases sociales de donde proviene el problema y cómo debe ser tratado en ese sentido. La Mano Dura no hace distinción, y en lugar de procurar una ayuda, estigmatiza a las clases sociales más bajas, dándole al pobre el carácter de delincuente por su proveniencia, castigando delitos pequeños, lo que según ese punto de vista impide delitos de mayor envergadura.

Algunos detractores del sistema integral dicen que los países exitosos y desarrollados han aplicado la mano dura y que se debe seguir este ejemplo. No obstante, se puede comprobar que países líderes en este campo, como Finlandia, han empleado un sistema totalmente contrario a la Mano Dura. De los países desarrollados, uno de los que más ha empleado políticas de Mano Dura es Estados Unidos, y es este país el que tiene una de las mayores criminalidades en el primer mundo.

Se podría alegar que en muchos casos se necesitan resultados a corto plazo, y que por esta razón el sistema integral no es viable pues necesita de más tiempo para demostrar efectos. Sin embargo, este argumento se cae por una sencilla razón: el aumento de las encarcelaciones (y por ende de la población carcelaria) no va de la mano con una disminución de la criminalidad. La prisión se transforma por el contrario en una “escuela” delictiva, donde se crean grandes estructuras de crimen, se forjan líderes y se fortalecen estos grupos. Está demás decir, estas acciones no atacan el problema de fondo y degeneran de forma instantánea en un agravamiento de la situación.

Parece que más que llevarse a cabo persiguiendo la efectividad, la política de Mano Dura es un instrumento populista, que persigue “demostrar” o “evidenciar” que el gobierno está tomando acciones en cuanto a la inseguridad. Pero evidentemente es a su vez una forma de evitar el Estado una política profunda y real, que asuma los problemas con una perspectiva efectiva y que no sólo mire la punta del témpano de la inseguridad ciudadana.

Es en tanto, dadas las condiciones de América Latina, contando con su subdesarrollo general e índices sociales, que los Estados de la región deben acudir a combatir la inseguridad ciudadana con una visión abierta e íntegra, lo que por supuesto no implica prescindir de la utilización de la fuerza policial, pero enfocando el esfuerzo a las áreas generadoras de la problemática desde todos los puntos posibles.

Simón Avilés A80728

Ceguerilla

(texto narrativo)


Ese día escolar empezó como cualquier otro para Amelia. El despertador la hizo dar un salto en su cama a las seis y veinticinco de la mañana. Se levantó, caminó con los ojos cerrados hacia el baño, se lavó los dientes, se bañó, se secó y se vistió sin abrirlos ni una sola vez. Era uno de sus juegos favoritos: privarse de un sentido sin romper con la normalidad de su vida.

Continuó preparándose en total oscuridad mientras el olor a café recién chorreado se colaba por debajo de la puerta de su habitación. Cepilló su cabello exactamente 50 veces escuchando con atención el ruido leve de las cerdas alisándolo. Amarró su pelo en una cola de caballo que llegó hasta la mitad de su espalda. Cuando colocó el cepillo en la repisa escuchó atentamente.

El silbido leve del viento se mezclaba con la algarabía de las aves. Oyó también un ladrido, el motor de una motocicleta en la carretera y algo que le parecía la voz temblorosa de una mujer cantando. Sonrió e imaginó a un feroz pastor alemán, a un solitario motociclista y a una chica joven como ella.

En ese momento sintió deseos de mirarse al espejo, calculaba que el autobús estaba por pasar y ya había disfrutado suficiente del juego por esa mañana.

Sin embargo cuando quiso abrir los ojos no pudo. Se llevó las manos a la cara, intentó con el índice y el pulgar separase los párpados pero fue inútil. Visualizó en medio de la desesperación el color del cielo, el rostro de su madre y sus amigos a quienes daba por un hecho no volvería a ver jamás. Pensó en las poderosas pinceladas de las pinturas de su padre, podía pasar horas enteras mirándolas y ahora no lo volvería a hacer nunca más.

Estaba a punto de entregarse al llanto cuando escuchó un ruido familiar. Era un sonido que aumentaba de intensidad, en pocos segundos pasó de leve a insoportable.

El reloj despertador la hizo dar un salto en su cama a las seis y veinticinco de la mañana.

Ese día escolar empezó como cualquier otro para Amelia. Abrió los ojos, al ver el cielo raso descolorido decidió que ese día no correría ningún riesgo y sonrió mientras se ponía en pie.

Gabriel Castro
A91508

Dos en uno. O tres.

(Texto Narrativo)

Eran las 6 30 p.m. Sudaba a chorros. Creyó haberles perdido cuando dio la vuelta a la esquina, pero al detenerse contra la pared para descansar, escuchó los pasos que venían tras ella. Dos segundos más allí y estaría frita. Así que de nuevo comenzó a correr a más no poder. Ya ella no tenía nada de valor, sólo querían su vida.

Bajó tres cuadras más por la avenida, luego saltó el muro de piedra que daba a una casa nocturna de ancianos. El muro demoró a los dos hombres un poco más que a ella, pero no les dio mayores complicaciones. Ya adentro, ella no decidía si esconderse e intentar tener suerte, o seguir corriendo para huir. El problema con la segunda opción era que ya no lo restaban fuerzas para hacerlo. Entonces, dio la vuelta a la casa, y buscó un hueco entre las ramas y tallos verdes de las plantas. Varias hojas la dejaron envuelta en plena oscuridad. Ella sólo intentaba contener su respiración y no emitir ningún sonido.

Habría sido un perfecto escondite de no haber sido por la ligera lluvia que había caído una hora atrás: sus huellas se marcaron por el jardín. Los hombres se acercaron rápidamente siguiendo el rastro. Ella, arrinconada, no tuvo otra escapatoria y gritó pidiendo ayuda. Nadie parecía oírla y los hombres se acercaban rápidamente. Uno de ellos sacó un puñal, que levantó para atacar a la mujer. Justo cuando iba a dejarlo caer con todas sus fuerzas sobre el pecho de ella, una muy fuerte detonación de escopeta destrozó por completo la nuca del atacante e hirió levemente la oreja del que le acompañaba. Un anciano que salió tras oír todo el alboroto, cargó nuevamente la Remington 870 y la apuntó al hombre que se revolcaba en el suelo con el resto de su oreja sangrante. El nuevo disparo abrió un hoyo espeluznantemente enorme en el abdomen del segundo atacante.

Ella, casi paralizada por la escena, se levantó para conversar y agradecerle al viejo hombre. No estaba a dos metros, cuando el anciano, producto del impacto de los disparos, cayó acostado. Un ataque cardíaco le había quitado también la vida.

Simón Avilés A80728

El llanero Solitico

(texto descriptivo)

El autobús no ha recorrido ni dos cuadras cuando el trance monótono del viaje se ve interrumpido por un hombrecillo bastante mayor que se pone en pie con alguna dificultad. Permanece erguido frente al resto de los pasajeros. Mantiene el equilibrio mientras los bamboleos irregulares del vehículo amenazan con derribarlo. Conserva la parte derecha de su cuerpo entre el cojín del asiento que recién abandona y el respaldo del próximo. Mira la ciudad deslizarse a través del ventanal. Parece murmurar algo.
Sobre su cabeza un gorro de lana negra, sobre este, un sombrero del mismo color ostenta una cinta de papel emplasticado en la que luce una representación grafica del más clásico estereotipo de un mafioso italiano. El matón de celulosa y tinta empuña su arma en dirección a un nombre necesariamente obvio: Al Capone.
Nada en la cara del anciano resulta excepcional: cejas pobladas y grises, piel morena, arrugada, marcada por años de sol. La nariz sostiene el peso de unos gruesos lentes tras los cuales los ojos aparecen distorsionados. La boca balbuciente descubre la ausencia de bastantes piezas dentales. Sin embargo, hay algo de solemne en su expresión.
Viste camisa blanca, saco y pantalón de color azabache sin detalles dignos de mencionar. Una tira verde sobre sus hombros sostiene una enorme tumbadora.
_ ¡Qué tamborsote!, le dice un niño a su madre quien a su vez lo ignora y continua hablando por el teléfono celular.
Hay algo en los zapatos del viejo, de un blanco imposible aportan una delicadeza que redefine por completo su aspecto. Parece una planta florecida por la raíz o una nube que lloviera desde la tierra hacia el cielo. A partir de sus pies se transfigura gradualmente, su rostro se anima, ahora es una iglesia en ruinas que sorprende con la magnífica nitidez de sus campanadas.
_ ¡Bienvenidos al arte!, grita con gesticulación exagerada.

Gabriel Castro
A91508

"Un hombre más"

(Texto Descriptivo)

Su nariz, agrandada por los años, enrojecía con el pasar de los minutos. A pesar del tiempo, no se acostumbraba a esas latitudes. La frente arrugada, la mirada de sus grises ojos perdida en el horizonte; sus párpados no estaban totalmente abiertos, sus cejas pobladas tenían una angulación propia del momento, al igual que las comisuras de su boca. La cicatriz de aquella caída años atrás, cuando aún era adolescente, cual verdad que no se quiere confesar, se disimulaba bajo su no muy denso cabello, que caía sin peinarse sobre su sien derecha. Su cuerpo tenía la típica postura de melancolía que años atrás se le vio después de la guerra de Slesvigske, defendiendo el lugar donde nació pero después dejó.

Miraba por la ventana frente al sol, que penetraba en la habitación iluminando a medias, como siempre ilumina el sol de una tarde sin nubes. Junto a él estaba su guitarra, arrecostada a la pared, todavía balanceándose. En el marco de la ventana, un cenicero vacío; en la mesa de noche, un reloj dando su tictac que casi retumbaba en el cuarto.

Parecía un hombre más para casi todos, pero para Diella era su padre, o al menos, mucho tiempo esperó que así lo fuese.

Simón Avilés A80728