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Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

Brief Creativo Campaña Social

Datos de identificación

Cliente: PANI
Fecha: 15 de noviembre del 2009
Campaña: PANI contra la callejización de niños en el Gran Área Metropolitana

Público Objetivo

Definición del público objetivo: ciudadanos asalariados del Gran Área Metropolitana, con edades entre los 28 y 50 años aproximadamente

Hábitos: Miembros del grupo definido que normalmente no están inmersos en ámbitos de colaboración con el grupo de niños en callejización.

Estilos de vida: Según la clasificación de Francesco Cassetti, un perfil de “Delfín”, sería el más acorde con la campaña, debido a que en este grupo se encuentran aquellas personas que disponen de dinero (para colaborar) y cultura (para comportarse como público sensible), y con ello lograr una colaboración más óptima con los fines de la campaña. A pesar de ello, no se restringe necesariamente a este grupo debido al tipo de campaña de la que se trata, las ayudas pueden venir de muy diferentes estratos y tipos de personas.

Actitudes negativas: dudas sobre si los fondos se utilizan correctamente, o sobre la efectividad de la campaña en caso de ser utilizados dichos fondos de manera correcta. La audiencia podría tener prejuicios acerca de la callejización de niños, como por ejemplo que estos están allí por elección propia, simple vagancia, porque tomaron decisiones erróneas acerca de drogas, porque trabajan para sus papás, entre otras; razones las cuales no son desestimables en absolutamente todos los casos, pero que no comprenden los principales causales de dicha situación.

Actitudes positivas: Satisfacción de colaborar con una buena causa (que además de positiva, es real) y posibilidad de ver resultados eficientes tras las acciones. Prejuicios acerca del mal accionar estatal, que para tener efectividad necesita de la ayuda de personas físicas o jurídicas privadas. Además, el saber que la no erradicación o disminución de problemas como este, pueden traer consecuencias negativas directas para los y las integrantes del público.

Posicionamiento

Posicionamiento actual: La situación es ignorada o menospreciada por gran parte del público meta, en tanto la gran mayoría no ha hecho colaboración alguna con el problema; básicamente el problema se encuentra invisibilizado y asumido por la sociedad como algo aceptable.

Posicionamiento Ideal: El ideal es que se posicione dentro del espacio “conciencia social”, para que el público determine la existencia del problema, para que así piense en sus causas, además de las posibles consecuencias que podría acarrear. Con tal identificación, la idea es que el público comprenda la necesidad de colaborar y los beneficios que podría darle ello.

Promesa

Habrá una mejora en la calidad de vida de la población de riesgo social (niños y niñas en callejización), dándoles una salida a ese problema, una debida rehabilitación, permitiéndoles acceso a las instancias educativas y a un entorno apto para el desarrollo humano.

Argumentación de la promesa

La población de niños en callejización es de más de 200 niños sólo en el área de San José. Un número que va en aumento debido a las condiciones de desigualdad social que se han ido agravando en los últimos años, producto de una mala distribución de la riqueza y escasez de acceso a servicios básicos e instancias educativas, con el fin de promover la integración de las poblaciones menos favorecidas. Un grupo como este merece especial atención, por poseer aún menor cantidad de recursos para escapar a una realidad que consecuentemente llevará al agravamiento de problemas como la inseguridad, la drogadicción y creará escenarios para que el problema se profundice y entre en un círculo vicioso que impactaría definitivamente de forma negativa a la comunidad costarricense.

Tono de comunicación

Se utilizará un tono principalmente emocional, para no sólo provocar una colaboración sino una concientización de la existencia del problema.

Eje de la Campaña

El comportamiento buscado en el público es el de, en una etapa inicial y con un público más amplio, crear una asimilación del problema como real en sí mismo y tanto como sus causas y sus derivaciones también reales. Posterior a esa etapa, se busca que el público colabore con la institución para poder dar ayudas a la población de riesgo social.

Concepto de la campaña

La cercanía real al problema de la callejización de niños y el trabajo infantil, se plantea visibilización del problema, oculto en la cotidianeidad y la rutina. Se considera además, la posibilidad de ser parte de ese grupo en riesgo social, por lo que se utilizarían imágenes que no definan a esa persona que está involucrada. Podría ser cualquier herman@, hij@, esta u otra familia. Como camino creativo, en general se utilizarán escenas de la vida real y metáforas para crear un posicionamiento más fuerte del problema social tratado.

Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

1000, Calle Capote

(Narración de Color: Rojo)

Diablo manejaba su taxi sin poner demasiada atención a la carretera. El episodio más extraño de su vida acababa de terminar y aún tenía los nervios alterados. En su turbación, había ignorado las llamadas de varios clientes potenciales y estuvo a punto de subirse a la acera y terminar estrellado contra una señal de alto.

Decidió estacionar el vehículo e tratar de calmarse. Se observó en el retrovisor. Allí vio su enorme cabeza colorada, muy parecida a una manzana de las cosechadas en Norteamérica. Siempre recordaba cuánto le molestaban por aquello en su infancia y sonreía. Sin embargo, esta vez no lo hizo. Aquella horrorosa imagen no se borraba de su mente. En su garganta y su pecho tenía una sensación igual que si le hubieran hecho tragar kilos de hielo.

Un par de horas atrás atendió una llamada de la central telefónica para recoger a una cliente en el 1000 de la calle Capote. Estacionó en frente, bajo la lluvia. No parecía haber alguien esperando por él. Tomó de nuevo el radio, para comunicarse con la central y confirmar el lugar de la llamada. En ese momento, la puerta del local, que daba a su vestíbulo, se entreabrió. Apareció una silueta femenina, alta y refinada, que era perseguida por otra, masculina. El claroscuro de la noche apenas dejaba ver algo del rostro de la mujer, en el cual resaltaba una gruesa capa de lápiz labial recubriendo su carnosa boca. Ella intentaba ignorar al hombre, que iba pisando sus talones con pasos pequeños y presurosos.

Diablo tocó la bocina dos veces pero fue ignorado. Se dispuso entonces a disfrutar del espectáculo. Tenía un sexto sentido para los pleitos callejeros y esto le había servido para declarar un par de veces en el periódico La Esquina y ganar algo de popularidad entre sus colegas. Además, había transportado personas de todas las nacionalidades durante sus más de veinte años de taxear en la zona del aeropuerto. Aunque no conocía más que unas pocas palabras en varios idiomas, podía reconocer muchos por la pronunciación. Sin embargo, jamás había escuchado nada semejante a la violenta lengua en la que discutía aquella pareja; los ademanes tampoco parecían comunes.

Después de elevarse aún más el tono de aquel conflicto, el hombre finalmente la alcanzó y la tomó por el brazo con su mano, en la que lucía una enorme sortija de oro. Ella intentó soltarse, pero él se lo impidió, ella lo intentó de nuevo y recibió una potente bofetada. Ella entonces gritó dos palabras y las repitió rápidamente varias veces. Aunque Diablo seguía sin entender, sintió que nunca había escuchado tanto odio en una voz humana.

El tipo se estremeció, la miró al rostro con gesto suplicante. Permanecía inmóvil. Una pequeña llamarada apareció en la punta de su zapato izquierdo, un fuego normal no hubiera sobrevivido al aguacero, pero este se mantuvo sin oscilar siquiera. La mujer escupió una considerable cantidad de sangre en el rostro del sujeto y se liberó de su agarre. Él intentó hablar, pero antes de que pudiera pronunciar la primera palabra el fuego subió por su pierna, lo envolvió por completo y entro por su boca abierta. En menos de un minuto el cuerpo quedó convertido en una pila de cenizas humeantes.

La mujer se agachó y hurgó entre los restos. Se levantó y se arregló sus ropas ligeramente. Se le observó una expresión de triunfo más que de tranquilidad. Era un poner de cereza sobre el pastel para ella. En cuanto al taxista, de pronto sintió un golpe en la nuca y perdió el conocimiento. Al despertar ya no llovía. Estuvo a punto de pensar que acababa de ser víctima de una muy extraña pesadilla. Pero un fuerte aroma a fresa flotaba en el aire encerrado. Al inclinarse para bajar el vidrio del copiloto, pues el del conductor no funcionaba, vio a través del cristal en dirección a donde habían estado discutiendo los dos desconocidos. En la acera, justo en el medio de una enorme mancha negra y parcialmente cubierto por un desagradable lodo del mismo color, relucía pálidamente aquel anillo dorado.

Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

Guión Literario - Campaña Social

Cortometraje 1

ESCENA ÚNICA: EXTERIOR. BALDE – CALLE. DÍA.

Con una ambientación de sonido de playa (gaviotas, olas), se mira un balde rojo en las manos de un niño. En un plano muy cercano se ve como el niño lleva un objeto azul hacia afuera y hacia adentro del balde. El plano se va abriendo. El segundo plano se encuentra desenfocado. Se escuchan risas que, fundidas con el resto del sonido de ambientación, empiezan a disminuir su volumen con la apertura del plano. Empieza a entrar un sonido de la urbe y al terminar de abrirse el plano, el niño, con ropas sucias, descalzo, tiene en realidad un balde con jabón y agua y lava carros en una esquina de la ciudad. A su lado hay un automóvil, le enjuaga el vidrio y pide dinero, y desaparece del encuadre para pasar al auto siguiente.

Cortometraje 2

ESCENA ÚNICA: INTERIOR. OSCURIDAD.

El encuadre y el enfoquese mantienen estáticos. En el centro de la pantalla se observa una pequeña llama. Al fondo el rostro de un niño ligeramente desenfocado. Escuchamos la tonada de "cumpleaños feliz" pero la imagen no nos dice nada de la ubicación espacial. La llama se apaga. El niño baja la cabeza y dejamos de verlo. Escuchamos un sonido de inhalación y al mismo tiempo la cámara empieza a abrir la toma y la música a ser reemplazada por un sonido de ambiente de ciudad. El niño levanta la cabeza y enciende de nuevo la llama, esta resulta ser un encendedor en su mano derecha. Con la otra mano sostiene un tubo por la mitad, con un extremo en sus labios y el otro, renegrido, en contacto directo con la llama. Está sentado en una acera, recostado a una pared. Viste harapos sucios y se cubre desde la cintura hasta las pantorrillas con una especie de sábana andrajosa. Es delgado, cabello sucio. Se aprecian moretones y llagas en sus brazos y en su cara. Inhala de nuevo y guarda los accesorios bajo la sábana. Se cubre por completo, se ovilla y canta "cumpleaños feliz..." La toma se oscurece.

Simón Avilés A80728
Gabriel Castro A91508

Martes

(descripción de una casa)


Realmente no conozco mucho el departamento. Lo recorrí entero una sola vez a mi llegada. Recuerdo que al cruzar la puerta apareció una habitación enorme, comparada a mi tamaño claro. Lógicamente en las casas humanas todo es más o menos proporcional al tamaño promedio que ellos llegan a alcanzar.

La habitación principal estaba en un estado de terrible desorden. La más curiosa variedad de objetos aparecían en cualquier punto que se mirara. Al principio no reconocía nada, pero escuchando las conversaciones entre los dos jóvenes que viven acá aprendí el nombre de las cosas.

En los sillones aparecían desde libros hasta cables extensores de dispositivos usb. Cerca de los sillones la computadora, donde pasan la mayor parte del tiempo. La computadora me parece un aparato maravilloso, especialmente porque siempre que la utilizan escuchan música. Amo la música.

A parte de la sala están el baño y las habitaciones, cada una tan desordenada como la primera. Y finalmente la cocina, la parte de la casa donde vivo yo.

Me gusta mi lugar. Me mantienen en el marco de la ventana. Aquí me llega suficiente luz y por estar cerca del tubo no se olvidan de darme agua una vez por semana. Además desde la cocina puedo escuchar la música y las conversaciones que oscilan entre lo más aburrido del repertorio cotidiano y lo mas excéntrico que se pueda imaginar.

Hoy me sacaron al corredor a tomar el sol, es uno de mis momentos favoritos. El departamento está en un segundo piso. Desde afuera se ve el cielo despejado y las montañas cortando el horizonte, me encanta sentir el viento. A veces me duermo mirando las nubes y cuando despierto ya estoy en el marco de la ventana.

Pero hoy no creo que duerma, parece que va a llover y la lluvia me aterra. Escuché que mucha agua podría matarme y desde entonces pierdo la tranquilidad cada vez que veo nubes de tormenta en el horizonte.

Temo que alguna gotera se abra sobre mí. O que se olviden de regresarme a la seguridad de mi cocina.
Me acaba de ver uno de ellos y ya viene por mí. Ya puedo estar tranquilo.

Gabriel Castro
A91508

Aquí el polvo no cae.

(Descripción de una casa)

Tengo frío por ahora. La mañana está clara, y las cortinas abiertas dejan a este espacio iluminarse. Alrededor mío, por las orillas, algunos insectos hacen filas, casas o trampas entre la madera. Allá, en la esquina contraria al ventanal, reposa un hombre, cuyo nombre no he podido oír nunca. Parece estar triste, sentado sobre la silla y recostado sobre su escritorio tomándose la cabeza. Justo a su lado, una extraña y alta mesa tiene una estatuilla que señala hacia la ventana.

De hecho todo está como amontonado hacia esa única ventana. Arrimada a ella está la cama, desordenada como siempre. En su cabecera, hay un pequeño radio reloj despertador, que emite las únicas palabras y notas musicales que se oyen por este apartamento. Por ahí tirados, muchos papeles arrugados, que caen en cualquier lugar producto de la aparente desesperación de este hombre. En el centro del cuarto, por el piso, hay ropa, colillas de cigarro y charcos de café secos. En la esquina opuesta al escritorio, la puerta de salida, y a su lado un gran armario repleto de ropa en gran parte sucia.

Hay dos recintos más que nunca he podido ver completamente, tan sólo hasta lo que las puertas me lo permiten. Sus dos puertas están juntas y se extienden hacia el lado opuesto a la ventana. En una, apenas se alcanza a ver un sanitario con su tapa abierta, y del otro lado un tostador de pan algo herrumbrado, junto a una cafetera y un estante blanco.

Cayó la tarde y por tanto debí haber comenzado a funcionar. Pero pasaron sólo unos segundos intentando y no lo logré. Entonces el hombre, sin quitar su rostro de frustración, me tomó por el cuello y, girándome, me mostró uno de los recintos por primera vez. No sólo había un tostador, una cafetera y un estante blanco; había un refrigerador alto y blanco, una pequeña cocina conectada a un tanque de gas, platos, vasos y una serie de utensilios… todo justo como lo había visto antes, con la diferencia de que estos estaban todos sucios y algunos animalillos pequeños se movían de tanto en tanto por ahí.

Pero esa observación no duró mucho. El hombre, bastante obstinado, me lanzó a un lugar oscuro, donde no he podido ver mucho más hasta ahora. De seguro lo enojé yo… es que tenemos una vida corta.

Simón Avilés A80728